lunes, 17 de septiembre de 2012

RAZONAR ES DE SABIOS

 
RAZONAR ES DE SABIOS.
Por: Cheo Breñas.

Hay un dicho muy viejo que dice que “escuchar es de sabios”, y yo aseguro que de nada nos sirve escuchar si nos negamos a razonar lo que nos dicen o tratan de enseñarnos; por cierto, algún temeroso ingenuo que ha visto peligrar su mentira ante mis razonamientos lógicos (tal vez religioso… tal vez político), hizo alguna “trastadita” (aprovechando sus conocimientos en esto de la cibernética) para que yo no pudiera exponer mi material en mi blogs  http://razona-conmigo.blogspot.com/ …pues estuve algún tiempo sin poder entrar a subir mis escritos por esa razón; qué bueno que sus conocimientos no le alcanzaron para borrarlo.

Sé que algunas personas no aceptan o están de acuerdo con muchas de las cosas que digo o escribo, que se sienten heridos u ofendidos por mis argumentos y sobre todo… por la forma en que abordo los temas que escojo para discutir en estas páginas; que soy algo drástico y muy directo cuando de hablar de costumbres arraigadas en fantasías se trata, y que no me mido cuando expongo mis razonamientos, porque creo fielmente… que aquel que se niega a escuchar a los demás tratando de imponer su criterio, es un perfecto ignorante. Nadie tiene la verdad absoluta y nadie debe enfrascarse en una idea o ideología, cerrando los ojos al criterio ajeno.

La verdad es que sólo trato de compartir sin fanatismo lo que yo ya he razonado, adornando con un poco de mi ácido humor, algunas historias improbables que han echado raíces en el dominio público.

Cuando se profesa, o se pretende ser parte de algún tipo de grupo o ideología existente en este mundo, lo primero que debemos hacer es documentarnos bien en cuanto a lo que hemos decido apoyar y defender. Es importante esto para no caer como ignorantes en el servilismo inocuo de una veleta sin rumbo, que nos pueda llevar a convertirnos en un “utiliti” a merced de alguna atrofiada y perversa mente que maneje o guíe nuestras vidas.

No es ninguna buena idea seguir a ciegas parámetros dictaminados por otros, cuando existen enormes lagunas que llegan a poner en entredicho algunos de los lineamientos que representan a estas asociaciones. Nadie nació siendo nada ni sabiendo nada, los seres humanos nos formamos sobre el transcurso de nuestras vidas y tenemos el derecho a hacernos nuestras propias conclusiones de lo que nos rodea y acontece según el momento en que nos toca vivir. Nuestros padres (con la intención sana de protegernos), nos inculcan sus ideas (aprendidas de los padres suyos), y confían en que nos preparan para enfrentar el mundo con las mejores armas disponibles para la subsistencia; pero… lo que no prevén es que el mundo cambia a cada segundo y lo que aparentemente fue bueno en un tiempo, no lo es tanto en otro; razón por la que no se puede predecir lo que pasará en ningún futuro o momento.

La gente no cree en Dios porque estén totalmente seguros de su existencia, si no, porque dudan de la suya; porque abrigan un miedo atroz a la no admisión y porque traen inoculado en su sangre esta enseñanza impuesta por sus padres o mayores, que pretenden imponer aquello en lo que creen; costumbres arraigadas que arrastramos desde tiempos remotos cuando (con toda la intención de doblegarnos) no las impusieron por la fuerza.

Es importante para mí aclarar que me tiene muy sin cuidado el tipo de cosa en la que el resto del mundo crea, todos somos libres de escoger la ideología que queramos seguir y defender por derecho; eso es democracia. Lo que no me pasa es el abuso con la clase más jodida y necesitada, extrayéndole con sueños fundados en mentiras lo poco que tienen o ganan, cuando sus líderes… gozan de una vida plena derrochando en su propia humanidad las limosnas que estos creyentes o seguidores les dejan; y viendo además, como las riquezas de nuestro erario público van a parar a las “in-llenables” arcas de alguna cofradía, para estancarse allí como soporte de poder, máxime cuando estos emporios ni siquiera pagan los obligados impuestos que necesitan las naciones para sostenerse.

Mientras las riquezas circulen de forma equitativa entre los hombres, estas estarán al alcance de todos e irán y vendrán a nuestros bolsillos haciéndonos la vida más admisible y placentera. Pues… la acumulación de los tesoros trae consigo la dependencia y subyugación de la mayoría, ante el dominio e imposición de unos pocos.

La realidad es muy simple: Los empresarios que manejan una parte del poder en este mundo, te hacen trabajar cada día de tu vida por un mísero salario para enriquecerse, mientras tú, estarás obligado a gastar de nueva cuenta parte de ese dinero en sus otras empresas para poder mantenerte a ti y a tu familia. Dinero que después descaradamente se “juegan” en la bolsa sin el menor de los escrúpulos y ante tus propios ojos; porque si lo razonas un poco comprenderás que “la bolsa”, esa bolsa que según equilibra los valores de la moneda circulante, es un juego como cualquier otro, como lo es la lotería o las cartas, propio de tahúres y gente ociosa que no tiene en que emplear su tiempo. Por otro lado el poder religioso se encarga de sustraerte la otra parte que te queda de ese dinero para comprar tu boleto a una mejor vida después de la muerte. –Oiga usted qué manera más idiota de vender tajadas de aire- ¿Y Quién asegura esto último? Algún libro de dudosa procedencia o la intención premeditada de algún orador con vestimenta de hombre bueno que sin lugar a dudas vive a tus expensas. La verdad está aquí y la vida que te debe interesar es esta porque es la única real que existe.

La humanidad está acostumbrada a vivir adorando fetiches y a entretener el alma con historias increíbles basadas en antiguos cuentos improbables con alguna pisca de divinidad, cosas del inframundo o superhéroes con poderes sobrenaturales que defiendan o protejan este mundo sin que aparentemente nos cueste nada; porque es más fácil que otro meta las ideas en tu cerebro ante el sacrificio de estudiarlas y escogerlas. Por eso somos presa fácil ante cualquier orador con verbo elocuente y no nos importa el tener que mantenerlo siempre que nos aliente y prometa algo a cambio. He aquí donde nos damos cuenta (cuando razonamos) que estamos a merced de un sinfín de estafadores que aprovechándose de nuestro buen corazón, nos sacan hasta lo que no tenemos.

La gente se asombra del desarrollo que ha tenido el mundo en los últimos años y yo digo, que los científicos e inventores de hoy no son ni mejores ni peores que los de ayer; sólo que vivieron otros tiempos; tiempos donde no han sido perseguidos y silenciados por las iglesias temerosas de perder credibilidad con sus aciertos, y donde han tenido la posibilidad de ser apoyados por gobiernos y comerciantes con más confianza en las ciencias que en la espiritualidad. Las semillas del desarrollo siempre estuvieron ahí, sólo que nadie se atrevía a regarlas; por eso hemos sido testigos de esta avalancha de descubrimientos, cuando  todo debió haber navegado con más tiempo y en su tiempo.