viernes, 25 de septiembre de 2009

ENFRENTEMONOS, PERO AL DICTADOR

ENFRENTEMONOS, PERO AL DICTADOR
Por:  Cheo Breñas

Es curioso ver los cambios que ha dado el exilio cubano en estos 50 años.  Al principio se trataba de personas dolidas que habían sido despojados de sus bienes, por una revolución demoledora dirigida por un señor de ideas muy raras que terminó apropiándose de toda la isla.

Estos primeros exiliados clamaban por sus derechos que fueron violados y pisoteados sin piedad ante el mundo. Con el corazón lleno de rabia y los deseos de regresar a reclamar lo que les pertenecía, consolidaron un exilio aguerrido y comprensivo con bases en una unidad sin precedentes. De aquí nacieron agrupaciones como la honorable 2506, que decididas a reconquistar lo perdido se lanzaron a la lucha por medio de las armas sin la menor experiencia y apoyo.

De esta unidad nacieron otras agrupaciones, todas con un fin único, derrocar a Castro.  Hombres valientes que al través de los años embistieron con todas sus fuerzas sobre ese gobierno impositivo, demostrando su inconformidad con el sistema y exigiendo el derecho al respeto por la propiedad privada. Emigrados sobrevivientes de las luchas en la Sierra del Escambray, perseguidos y expresos políticos volvieron a unir fuerzas en la nueva Cuba (entiéndase Miami), para intentar desestabilizar a una dictadura que ya se perfilaba con intereses de eternidad. De aquí surgen grupos como el Alpha-66, incansables luchadores que han llegado a nuestros días manteniendo su aguerrida postura; (mis respetos para ellos). También es justo mencionar a la Federación Mundial de Expresos Políticos Cubanos, que desde su fundación ha perseverado en la obligada necesidad de derrocar al tirano, haciendo cuanto intento ha sido posible por llevarle a ese pueblo la libertad que se merece. Aclaro que todo esto se ha hecho en las sombras, ya que ningún gobierno del mundo se ha ofrecido enteramente a ayudarlos, como lo hicieron con la “diz” que gesta heroica del Granma en el año de 1956.

Ahora la cosa es distinta, la nueva ola de inmigrantes no perfila los mismos intereses que los que lo hicieron en los primeros años de la barbarie. Los que huyen hoy de Cuba lo hacen por hambre y necesidad, no han perdido nada porque nunca tuvieron nada, por tanto no hay qué reclamar y tampoco la necesidad de regresar a exponer la vida enfrentando al tirano como lo hicieron los de antaño; sólo toman la decisión de emigrar para buscar nuevos horizontes donde se les brinden más y mejores posibilidades, algo muy razonable y a lo que todos tenemos derecho.

A lo que pienso que no tienen derecho es a criticar, amenazar y hasta agredir a aquellos que perdieron todo y que llevan 50 años haciéndole frente a la dictadura, porque gracias a la tenacidad de estos hombres y mujeres es que han podido comprender estos jóvenes, a la esclavitud que estaban siendo sometidos y que además debieran agradecer que (gracias a la lucha que han hecho estas personas a las que hoy llaman equivocados), hoy puedan llegar a este país con la seguridad de obtener una residencia por encima de los emigrantes de los demás países.

De la misma manera que entiendo que son otros tiempos y que es hora de cambiar la política en contra del gobierno de cuba, concuerdo en que no es el modo ni la forma el enfrentarnos entre nosotros, pues esto trae como consecuencia el desprestigio ante la opinión pública mundial; máxime la promoción de programas amarillistas mal intencionados que pretenden desprestigiarnos en nuestra propia casa.
Resulta que criticamos a Fidel por la forma intransigente de llevar su política, la manera tan sádica de eliminar a sus oponentes utilizando la fuerza, las amenazas y hasta los linchamientos y nosotros aquí pretendemos hacer lo mismo. No es ético, si queremos para Cuba una democracia hay que empezar a practicarla desde aquí.

Cada cual tiene el derecho de expresar su opinión como mejor le venga en ganas y si Saavedra estimó que de esa forma daba a su corazón un masaje terapéutico es muy su modo, porque nadie sabe el odio que aún se abriga allí y lo doloroso que es para él admitir semejante orgía. No se vale; recuerden la frase que dice: “indios divididos, indios jodidos”, no discrepemos tanto cuando el fin es el mismo. Ponerse de acuerdo es de hombres sabios.

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